Verbien magazin El tiempo corre hacia atrás y solo lo atan los buenos recuerdos y las buenas acciones. Gilberto Castillo
Creó revolucionario equipo para astronautas de la NASA
Por : Gustavo Castro Caycedo
El Profesor Nikolai Aljuri
Con 38 años, es una mezcla excelsa de científico, cinturón negro en artes marciales, pianista de conciertos, hombre audaz y duro practicante de los deportes más extremos, y a la vez un ser humano de una gran sensibilidad. Es buen esposo, buen hijo, gran amigo; transparente y soñador. Sabe Alemán, español, inglés y francés, y todas sus investigaciones han sido publicadas en importantes revistas científicas. Es experto en informática y domina sistemas operacionales como Unix, Linux, Windows, lenguajes de computación como C, C++, JAVA, PHP, SQL, Matlab, y además ha recorrido medio mundo. En todo lo que ha hecho y hace, ha sido un triunfador.
Circulatory Physiology, Journal of Applied Physiology, IEEE Computers in Cardiology, American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, Annals of Biomedical Engineering y Acta Astronáutica. Diseñó y desarrolló en el centro de la NASA de Fisiología Cuantitativa Cardiovascular de Harvard y del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), un novedoso método para examinar y cuantificar los reflejos cardiovasculares, que será de gran beneficio para identificar a los astronautas con predisposición a sufrir intolerancia ortostática en los viajes tripulados a Marte. Es Ingeniero Eléctrico de Karlsruhe (Alemania), y doctorado en Ingeniería Biomédica y Física de MIT, y Medicina de Harvard. Se ha destacado por aplicar los últimos avances en tecnología a temas de la salud, como la “identificación del sistema de control dinámico en circuito cerrado de la resistencia arterial periférica por los baroreceptores arteriales y cardiopulmonares y la autoregulación”.
Nikolai en su grado, con sus padres y con Ana, en Harvard
La exposición prolongada de los astronautas a la microgravitación en las misiones de vuelos espaciales, deteriora los mecanismos responsables de defensa de la presión arterial y del volumen cardiaco contra los cambios de tensión ortostática en el período posterior al vuelo. Su investigación con el profesor de MIT, Richard Cohen, dio a luz a los modelos matemáticos que forman los pilares de su teoría la cual posteriormente validó experimentalmente con Robert Marini y
Richard Cohen demostrando con éxito la eficacia de su método para la identificación de sistemas dinámicos de control cardiovascular.
En los Estados Unidos, donde vive hoy, pudo realizar sus sueños y ha tenido las mejores oportunidades. Allí conoció y se enamoró de quien es hoy su esposa, la bella Ana María Mezei, quien llegó de niña a Estados Unidos como inmigrante en 1990.
Nikolai es hijo de Antonio Aljuri y de su esposa Alba, y nieto de abuelo Libanés. Desde niño se apasionó por las artes. Cuenta su hermana Lorraine que de 10 años, aprendió a tocar piano e hizo una gigantesca y perfecta réplica de la Torre Eiffel de París, en balso, que aún conserva su familia. Gracias al deporte y al arte viajó por Colombia y Suramérica, representando a su Colegio, (Andino de Bogotá), a torneos atléticos, y como pianista, a dar conciertos. De 14 años se ganó una beca de piano para perfeccionarse en Rusia, en el Conservatorio de Moscú.
Ha recorrido el mundo
Nikolai el día de su boda, en Francia
Insisto en su calidad humana, por excepcional. Es el único ser que conozco que ha escrito una especie de currículum, dedicado a exaltar a quienes algo debe en su vida. Se casó en Julio de 2001 y celebró una boda fantástica en un castillo milenario de Normandía, Francia, con Ana María, una hermosa abogada Rumana de quien dice: “Su presencia es un regalo de la vida. Su amor incondicional e ilimitada ternura me han cambiado para ser mejor. Yo le agradezco a Dios por crear tan especial ser humano”. Así habla él siempre, dándole el valor a los seres que lo rodean, porque es un hombre generoso. “Mi padre, –dice– me dio la dirección y la disciplina con suficiente autoridad y liderazgo. Mi madre, amor infinito y optimismo”.
Nikolai practicando el bungi jumping en Zimbabwe
Su vida deportiva es agitada pues, a la vez que practica Tae-kwon-do, tiene por afición ser instructor de esa disciplina, dos horas, tres veces en la semana y juega squash cuatro veces, y cada una dos horas. Ama los deportes de alto riesgo, y suele viajar con su esposa a sitios espectaculares en Europa, Asia y Africa, donde busca los más bellos paisajes para apreciarlos desde el aire o bajo el agua, practicando disciplinas como el bungi jumping (lanzamiento con cuerda desde grandes alturas), buceo, navegación por ríos turbulentos, alpinismo, rock climbing y sky diving. Así, o como cuando fue jugador de Fútbol de su universidad Alemana ha visitado Surafrica, Zimbabwe, Zambia, Bostwana, Namibia, Tanzania, Kenya, Egipto, Marruecos, Israel, Emiratos Árabes, Turquía, Grecia, Rumania, República Checa, Eslovaquia, Polonia, España, Francia, Suiza, Italia, Inglaterra, Dinamarca, Luxemburgo, Bélgica, Holanda, Suecia, Hungría, Alemania, Austria, Perú, Argentina, Chile y muchos sitios de los Estados Unidos y Canadá.
El profesor Alemán Lutz Freitag influyó mucho en él, le dio una gran guía académica, en su casa y en su laboratorio de la clínica del Ruhrland en Essen, Alemania, país donde estudió ingeniería Eléctrica en La Universidad Fridericiana zu Karlsruhe, y donde se graduó en 1993.
En 1994 llegó a los Estados Unidos a estudiar en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, y adelantó un Doctorado en Ingeniería Biomédica, y Física Médica en MIT. Su incursión en la investigación científica la hizo en el laboratorio del profesor de Harvard José Venegas, en el Hospital General de Massachussets, donde pudo combinar sus conocimientos de Ingeniería Eléctrica con las ciencias médicas, para realizar su tesis y otras investigaciones.
