Fue usted, quien arriesgo de su propia vida, y sin ningún interés particular, se enfrentó a los jefes de estos hombres, – con poder y capaces de ordenar que asesinen a cualquiera sin miramiento de ninguna índole-, para someterlos al Estado Colombiano que finalmente, y a pesar de lo que se diga, los puso en el sitio donde deben estar. Usted los enfrentó diciéndoles la verdad en sus caras, sin temores, cosa que no hicieron otros comisionados que solamente utilizaban el puesto para cobrar prebendas económicas, subir su estatus social y alardear en los cocteles.
El país le debe mucho y será la historia quien absuelva y reconozca su labor valiosa y lo que esta representó, a pesar de lo que digan los mamertos de derecha y de izquierda, porque en ambos lados los hay. Lo que usted no puede doctor Luis Carlos, bajo ninguna circunstancia, es desacatar una citación de la justicia colombiana. Errada o no, usted esta en la obligación de acudir ella cuantas veces esta lo solicite. De nada serviría que usted haya logrado que tanto delincuente se someta a esa misma justicia, si usted la desobedece.
Sería injusto que lo acusaran y condenaran por todas las insensateces que se le ocurrió a la Fiscalía, pero, para fortuna del país, la jueza que tuvo su caso las desestimó y puso las cosas en su condición real.
Si usted se presenta sin que la orden de captura se haga efectiva, le va a dar más brillo a los logros obtenidos. Si usted entra a ese juzgado esposado como el peor de los delincuentes a los que sometió, quedará sobre la historia buena de Colombia, una mancha vergonzante y entonces los mamertos de todos los colores, esos que tanto daño hacen desinformando a la opinión, se sentirán triunfalistas y cacarearan muy fuerte.