Los matrimonios modernos sacrifican
las relaciones íntimas por otras necesidades
La emoción del sexo en el matrimonio va en descenso y a cambio las parejas parecen haber contraído una nueva enfermedad: el DINS. Es decir, la apatía que resulta del estrés diario, de ese afán de ambos por obtener un buen salario ¿Se tratará de celibato conyugal o simple cansancio?
“Me gusta el sexo, por supuesto que sí”, son las palabras de Sara, una directora de relaciones públicas de 32 años, quien aún no ha tenido hijos, o mejor, no ha tenido tiempo para buscarlos. “Mi carrera me ocupa demasiado y ahora existen muchas otras cosas que me absorben”.
El trabajo, la vida social que este me implica, mi apretada agenda de viajes y las clases que estoy tomando, hacen que sin querer deje mi vida sexual de lado. Además, yo no soy la única culpable. Mi esposo también trabaja fuertemente, y es muy raro el día en que no llegue exhausto con el único deseo de dormir. Si dialogamos, es para tratar problemas financieros y, la verdad, es muy difícil hablar de esto en la cama y sin ropa. Yo simplemente no estoy preparada para esta clase de intimidades. No quiere decir que no lo desee, pero me es muy difícil alejar todo lo que me ata al mundo real y concentrarme en el hecho romántico de hacer el amor”.
Para Rebeca, madre de tres hijos y secretaria de una empresa financiera, las cosas no son tan diferentes. “Cuando tú tienes que estar en pie a las 6:00 a.m., no es fácil estar en la noche dispuesta para tener relaciones con el esposo. En realidad, cuando llega la hora de acostarme, voy pensando en acceder, desarreglo la cama, pero el sueño y el cansancio me dominan”.
Estos dos testimonios demuestran que ese lenguaje romántico que solía verse en las parejas de antaño, se ha convertido en nuestros días en una vacilante excusa. O, en el mejor de los casos, cuando se deciden en un valeroso empeño, terminan irremediablemente en agotamiento.
¿Una tendencia de hoy?
A tanto ha llegado la apatía sexual de los matrimonios modernos, que ya se han atribuido sus propias siglas sociológicas: DINS: Doble ingreso = No Sexo. El hecho de que ambos tengan que salir a trabajar y devengar un sueldo que les permita vivir, hace del cansancio una constante.
El fenómeno del DINS está en todas partes, se puede encontrar en parejas de diversas edades y pertenecientes a todos los sectores socioeconómicos. Sin embargo, parece ser más frecuente en aquellos matrimonios de ejecutivos con hijos pequeños. Apenas les alcanza el tiempo para atender sus obligaciones de profesionales y padres, como para pensar en noches de idílica pasión.
Pero si bien el descenso sexual parece ser el común denominador de nuestros días, libros con títulos como El arte de la satisfacción, Erotismo o Sexo en los 40, continúan encabezando las listas de bestsellers. Mientras tanto, un ejército de terapeutas de pareja y sexólogos estudia el nuevo síndrome de asexualidad, al que han llamado deterioro de la libido o inhibición sexual.
Para muchos de estos especialistas, la recesión que vive el mundo ha afectado también el plano sexual del ser humano. Hoy la gente tiene que llevar sobre sus espaldas enormes responsabilidades, como la crianza y el trabajo. Gastan todas sus energías en permanecer a flote, tratando de rendir en sus trabajos, mientras manejan su ansiedad, depresión e incertidumbre. Todo esto, obviamente, se opone al libre flujo de la libido.
Hechos Vs. sentimientos
No es una alarma infundada. Recientes estudios demostraron que los actuales matrimonios americanos tuvieron, en promedio, de 43 a 67 encuentros sexuales durante el 2008. Antes las cifras sobrepasaban 78.
Lo anterior no significa que exista menos amor, pero si indica que han dejado el acercamiento sexual en un segundo plano.
La vida ocupada, es quizás, el demoledor moderno. Para las mujeres, despertar el deseo sexual requiere, sobretodo, tiempo y también una cierta concentración, paciencia y espontaneidad. Esto no es posible en vidas organizadas alrededor de una apretada agenda. No es algo que se pueda programar como cualquier cita: “¡Ah! claro, el lunes a las 9:30 p.m. tengo una relación sexual con mi esposo”.
Muchas mujeres encuentran que es duro desarrollar actos íntimos con sus compañeros cuando ni siquiera hablan con ellos. “Es difícil hacer del sexo algo totalmente irracional –anota Rebeca- . ¿Cómo puedo hacer el amor con una persona, si no hay un acercamiento romántico durante el día? Lo que quiero decir es que el sexo no es solamente lo que hagas con las manos”.
Una tarea conjunta
No se trata de caer en los excesos o convertirse en aquellos atletas sexuales que muchos medios de comunicación promocionan.
Los terapeutas están de acuerdo en afirmar que no tener sexo es enteramente razonable y, por qué no, sano. Además, muchos de los matrimonios actuales han tenido la oportunidad de experimentar con otras personas antes de casarse y cuando logran establecerse con alguien, aprenden a valorar más la calidad del encuentro sexual, que la cantidad de las relaciones.
Se debe tener en cuenta, eso sí, que el sexo, más que cualquier otra actividad física, sirve como una medida de felicidad, salud y autoestima. Es una forma poderosa de acercarse al compañero y demostrarle su amor, siempre y cuando llegue a él de una manera honesta y espontánea.
Por supuesto que no hay nada malo en las parejas que deciden mirar televisión, dormir o hacer una cantidad de cosas en lugar de tener relaciones. Pero, lo que no se debe permitir es que la apatía sexual se convierta en una constante, que definitivamente no es un estado razonable para una pareja que se ama.
Si realmente desean mayor compenetración, deben buscar el tiempo. Llegar más temprano a casa, dejar los platos para el otro día, son actitudes que le ayudarán a reencontrarse, Recuerde que el sexo es una parte importante del matrimonio, por ello la pareja debe aprender a sortear esas dificultades de la vida moderna