Colombia: no fue un regalo
Por: Rufino Acosta Rodríguez
Si vamos a ser honestos, a Colombia no le regalaron nada. Entiendo que haya inconformidad por el desempeño del equipo ante Perú y de hecho el propio James Rodríguez, en severa autocrítica, admitió que «jugamos mal y para ganar hay que jugar bien». Eso es una cosa. De ahí a hablar de «chepazos» o de la Divina Providencia, hay un trecho largo.
Se había anticipado que el triunfo era la vía directa de la clasificación y en cambio el empate significaba peligro de nocaut. Se dio la paridad y resultó determinante para obtener el cupo, porque los 4 puntos pusieron los cimientos salvadores.
Lo grave hubiera sido una derrota, ya que entonces se esfumaba la opción y desaparecía la esperanza. Más precisos: Colombia clasificó porque hizo 4 puntos. Sin la igualdad con Perú, de nada le habría servido el triunfo de Brasil. Es cuestión de simple aritmética, de hacer y no de merecer.
¿De chiripa? ¿Por qué? Acaso es que Venezuela gana o empata cada vez que juega frente a Brasil? Se dio un resultado lógico aunque estrecho, algo explicable si se acepta que el fútbol de hoy le cierra el paso a las distancias abismales. Insisto, Colombia clasificó porque estaba ahí, en la zona de candela, así no haya jugado bien. Ah…y lo mismo hubiera ocurrido si el vencedor hubiera sido el equipo patriota. Entonces se hablaría del «cónchale vale» y no del «muito obrigado».
Vuelven las dudas
El otro enfoque ya nos permite opinar sobre la calidad del juego. No fue un desastre ni mucho menos, aunque otra vez volvieron los fantasmas y las dudas. La lesión de Edwin Valencia, cuando solo iban 21 minutos de juego, pudo haber afectado la estructura del equipo. Alex Mejía vino al rescate y tengo la impresión de la banca en México le ha hecho daño, porque anda sin distancia y se le ve lento. Con todo, hizo el esfuerzo por dar una mano.
Los problemas más graves, estimo, se presentaron por las puntas. Cueva y Sánchez fueron una auténtica pesadilla para Arias y Armero. Aquí cabría preguntarse si no pudo ser un error haber prescindido de Camilo Zúñiga, quien había levantado el nivel frente a Brasil. ¿O fue que hubo razones de orden físico para explicar su ausencia?. Arias también viene de una lesión que lo mantuvo alejado de las canchas y no fue el mismo de otras tardes. Le falta ritmo y sufre con los piques veloces como los impuestos por Cueva y Sánchez.
Tampoco repitió faena Carlos La Roca Sánchez, quien sin embargo puso empeño y sacrificio. Cometió muchas faltas y estuvo expuesto a la doble tarjeta. Por acumulación de amarillas no podrá jugar contra los argentinos. Ya se sabe que Bacca todavía tiene una fecha pendiente y se teme que Valencia quede al margen por lesión.
Entonces, si bien comenzó con buena tónica y le llegó rápido al arquero Gallese con remate de Falcao y una entrada de Armero, Colombia sintió el ramalazo al lesionarse Valencia. Poco a poco perdió dinámica y le fue facilitando la tarea al equipo peruano que mostró sus armas habituales de toque y puso velocidad. Guerrero, Cueva, Sánchez y Vargas causaron dificultades y en dos o tres ocasiones Ospina tuvo que apelar a lo mejor de sus recursos.
La entrada de Jackson Martínez por Falcao García, quien sigue en ayuno ante la red, animó un poco a Colombia, mas no con fuerza suficiente para llegar al gol. Al final, Perú entendió que había logrado su objetivo y Colombia no tuvo más remedio que sentarse a esperar lo que ocurriera entre Brasil y Venezuela, aunque con los 4 puntos en canasta. Esa cosecha le alcanzó para seguir en la feria. El técnico José Pekerman sigue tranquilo.
Imperó el juego limpio
Por salir al campo ya enterados de lo que había sucedido con el juego de Colombia y Perú, estuvo flotando en el ambiente el temor de un «arreglo» de conveniencia entre Brasil y Venezuela, porque el empate era propicio para ambos. Se recordaron antecedentes en esa materia y era notoria la tendencia de la sospecha.
Todo, a la postre, quedó desvirtuado por la realidad de los hechos. Desde el principio del encuentro salió a relucir el interés por jugar limpio y dejar todo en la cancha. Jugadas recias dieron a entender que ni por asomos existía tal posibilidad. Los malpensados se quedaron viendo un chispero y recibieron un mentis categórico.
Brasil, sin la sombra de Neymar, fue un volcán en ebullición y no tardó en salir a buscar los tres puntos. Velocidad, precisión y toque marcaron el desarrollo de su accionar. Así llegó el golazo de Thiago Silva, a los 8 minutos, para empezar a poner las cosas en su sitio. Un tiro de esquina cobrado por Robinho, quien aportó talento y experiencia puntal, sirvió el balón que el defensa central envió al fondo del marco con irrefrenable potencia.
Venezuela nunca claudicó y se lanzó a la ofensiva por los flancos, mientras Brasil oponía seguridad y se defendía con dominio de balón. El segundo tanto sirvió para premiar la constancia de William por la izquierda y el oportunismo de Firmino. El descuento patriota, a los 83, le dio un cariz dramático al desenlace del partido, ante la posibilidad de un empate catastrófico para Colombia. Se calmaron las aguas y prevaleció el 2-1. Brasil avanza como ganador de grupo, Perú entra de segundo y la tricolor obtiene el tercer cupo.
Lo que viene
Ahora vienen casi cinco días de descanso antes de afrontar los cuartos de final. De las llaves que estableció lo previsto por el reglamento del torneo, solo cabría decir que Perú pudo resultar el más favorecido, si es que Bolivia no se le atraviesa como piedra en el zapato. Colombia se las verá con Argentina, Chile deberá afrontar a Uruguay y Brasil a Paraguay, entre el miércoles 24 y el sábado 27. Sobre el papel no hay presa mala.
Me parece que con la excepción de Chile, por su noche ante Bolivia así como la condición de local, y Argentina, por su constelación de estrellas, no hay ningún equipo que marque mayor diferencia. Se podría decir que los bolivianos son los más flojos, pero de resto cualquier cosa puede suceder. Vamos a ver cómo les funciona el biorritmo.
La Copa ha marcado un punto de equilibrio notorio, bien porque las fuerzas son parejas en general o porque los jugadores ya acusan cansancio por las largas temporadas con sus clubes. A los equipos les cuesta mantener una sólida línea de rendimiento. Chile y Argentina son candidatos obligados y habrá que ver cómo sigue Paraguay, cuál es el aguante de Uruguay y si Colombia vuelve a retomar el camino o Perú impone su toque.
El reposo le puede venir bien al conjunto tricolor y el técnico José Pekerman podrá analizar las distintas fórmulas para suplir las bajas obligadas e introducir otros ajustes. Camilo Zúñiga podría ir al medio. Lo mismo que Franco o Valdés. ¿Seguirá Falcao? Creo que sí. Tal vez el gol se encuentre a la vuelta de la esquina.